Epístola noctámbula.

Domingo, 24 de Junio de 2007, 2:36:50





Cómo estará el Doctor bajo esta luna mordida
si estalló en medio de venas eléctricas
sin saber porqué yo me he cortado los dedos
también pensé que la web era una araña
(pues amo sus sexos entrecruzados)
o el nuevo navío de este siglo...
pero no hay voz, no hay manos,
tan sólo los pasos de un miriápodo,
alas amontonadas en teclas...
un cuento de ficción mal argumentado...
demasiado pequeño ese mundo
para éstos noctámbulos empedernidos...
He contado hasta mil...
(hasta diez nunca me resultó
sin no antes derramar palabras verdes)
y usted seguro aún intenta contar ovejas...
Bla bla bla, bla bla bla...
soy un chasquido lanzándose desde un puente...
todos lo dudan, nadie lo sabe...
Abra esa hoja huérfana
que mi tinta esta ordeñando ecos
(((lagos))) (((gritos))) (((entes)))
El numen de ayer ha dejado semillas
su secreto es mío...
somos amantes y enemigos...
Escriba: "en el ocaso disipa luciérnagas,
en la tarde duerme (siguen los pies fríos)
nunca besa la tierra cuando el sol gime".
¡Y usted! me culpa de ángel...
-no hable de duendes frente a un niño-
los hipertróficos los usan de filtros
para acurrucarse en un disfraz..
Lo he esperado como a la esperanza
vaya con dios... dicen que existe...
o venga a mi refugio cubierto de ventanas
pocos las ven desde el césped de gusanos...
están allí...
cante su clave desde los espejos
estoy presa en mi reflejo de humana...

= = = y entonces


8 de junio 2011

Al Dr:


lo extraño= estoy triste= qué manía de desaparecer= es odioso= sigo triste= no es la misma tristeza de aquellos tiempos cuando era osada con mi cuerpo= lo extraño= estoy extrañada= mi edad es abstracta= estoy en estado reclamativo= más injusto es la niña de las flores del malecón que casi siempre pregunta por la clown del corazón en la mejilla= mi cuerpo o sexo ya no diferencia entre sentimientos y placer= debo concluir que en realidad ese corazón que me lo pinto en la mejilla es un recordatorio= se me perdió el lugar donde me sorprenden los besos= mi boca sólo cumple un ejercicio= a pesar, de que, estoy triste, porque entre mis juegos de ser la chica que no siente, un día sintió, de nuevo (no, no ya no es el argentino)= lo fatídico, vino un beso que no era un ejercicio, y aquel, debió pensar o me imagino en mallas olimpicas= un poema de pizarnik: canta como si no pasara nada. nada pasa. = me lo repito, pero no lo creo, porque la edad es tiempo, es ese reloj negado= estoy triste, extrañada, congelada, y no debe pasar, porque no hay lugares dónde guardar todo lo alucinada que ando, será eso... que estoy demasiada, llena, sobra y no sé dónde meter tantas emociones...= janis joplin es hermosa= chopin= yann tiersen= "nada pasa"= pasa todo, pizarnik era una negación de la negación, tan tácita= lo extraño= deje de observar mi desperdicio en el mundo clown= sé que lo piensa así= no estamos tan jodidos= lo extraño= ingrato hasta la punta del sombrero del charro o de la cola del gusano fermentado de la botella del tequila = amo el tequila sobre todas las cosas, así como el mandamiento ese, de los diez.



re-aparezca= señales de humo-cibernético= no estamos tan jodidos...

Tiene el nombre de la muerte

Me preguntó en dónde estoy en el poema, si es playa, o sierra; tan sólo mar o procesiones de columpios. Le dije que no hay tiempo, hice un gesto de vergüenza con mis labios a la izquierda y todas las demás palabras subsecuentes a la huelga de relojes se vaciaron como una gran estafa a mi fábula de escritor. Sabe de famas y cronopios como un zapatero de contaduría pública. Su patio se asemeja a un peinado de Frida, zoológicos y nombres, escurridizos planetas de picos y hojas. Nació como un vicio de televisores encendidos y siestas largas. Subía a los cuellos de Lolitas y se aprehendía con sus brazos de simio mientras la tierra digería su nido, sus cuerpos vacíos. Jamás creyó en Gepeto, hasta que hizo uno de carne y hueso; de llanto y bolsillos rotos; de una lluvia de arroz apresurada y casas de cartón. Perturbó ramas, techos, camas, vientres; a veces sus ojos eran rayos o estaciones repletas de maletas, muros, hornillas, sangre; los pulmones caminaban en cuclillas y musitaban con seres inanimados. Todos son sus manos, sus cajones. Sabe que me rompo en las fronteras, sin sábanas, o sin postres; que soy adicta a las piernas en cordeles y dinamitadas, fundidas, danzantes. Que el enemigo vive en mi taza agrietada. Viaja en mi ruleta, cosiendo sus pestañas como arrancando un deseo, muerde su labio inferior, mira mi miedo, le presta su abrigo, dice que tiene frío.

Tiene el nombre de la muerte: Alejandro.

Dina Bellrham

A Bernie

Delirante siempre he sido, como también la bala del vengador. Y usted me maldice y se arrepiente, pues sabe que el corazón, éste, el mío huérfano, no encuentra ya su par. Tanta codicia de la gente en inventar que lo mejor viene en dos, ahora ando buscando los pares líricos de mis impares. Ilusionados ellos esperan que algún escalón venga a compartir, esas huellas de los sapos que usan peluquín y corbatas de marfil. Tener descendencia (parece el antiguo testamento)… o quizás esa falta de cordura de saber que tiene canas y regalos para nietos. Yo soy nínfula y noctámbula, coso el mueble de mi hogar. Usted tan grande y tan sabio me dice lo atorrante que es vivir, cuando no ha visto la luz, esa luz que me gobierna cada vez que abro el grifo de las manos de Caín.
Yo soy amor desamorado, que vive y piensa en fallecer, es que usted que tiene demasiados caminos y tropiezos aún no sabe que “no se puede vivir evitando la vida” (Virginia Woolf). Ni sumando epítetos en la ínsula de los cuerpos. Usted no sabe que yo siempre amo al que no sabe de amor. Y usted, que me nombra una niña, sabe tanto del amor, es por eso, Bernie, Bernie… que mirar sólo nos basta. Pero ¡ay! del mundo que no sabe eso que en pandora amortiguamos… Nadie sabe como nosotros, que el amor es darse y darse, que la entrega nunca viene, nunca reclama. Y por eso yo me enamoro de los bestias del mercado, porque les hace falta tanto conocer, eso, eso que los dos sabemos, que es tan grande, y tan oscuro, tan mutante, tan ligero. Amor, nadie sabe lo que nombra al nombrarlo. Esa es mi misión, darlo a conocer, a costa de mis alas, de mis sueños y de mi propia vida.

P.D.: los 450ml de sangre que me saque ayer en la mañana hoy se llenaron de la pobreza de la uvas, de sus lenguas desabridas… y ¡viva Baco!, y los seres que pugnan en los lagos pretendiendo ser sirenas (sueños, la vida es tan fantástica, que el hombre fantástico sigue llamando a su auto con nombre de humano y los políticos se siguen llenando los bolsillos de pesadillas).


Adeu.

D

miércoles, 10 de septiembre de 2008, 2:17:32

A Jaime

Nos conocimos fútiles con los cerebros hambrientos y diáfanos. Construimos el circo y fui la pulga número dos del perro viajero. Coleccionamos muñecos mattel mientras se escondían en nuestros cajones y sacudían las alcancías. Vos reías de cada sapo del cual yo esperaba la transformación milagrosa; o de los tortuosos sanvalentines que llamaba Baco a tu religioso sueño. Hubo el tiempo de las manzanas caídas cuando me alejé del árbol y me aburrí de la fructosa; caminé bohemia y parkinsoniana, salió un hijo de mis sienes; aunque mis muñecas enmudecieron y el epigastrio se disfrazó de piedra. Yo te llamo amigo, a veces hermano. Yo te timbro a la hora que quiera, y estás. No sé porqué. Pero estás, como el recuerdo de tu primera vez andando solo en bicicleta, sin llantitas laterales. Pensar que lo primero que supe de ti, fue tu nivel de feromonas hacia una de mis amigas, y tu I.Q. Después huíamos de las huídas, nos refugiábamos en casas, grupos de sabelotodo. Yo me aprehendía a las gotas etílicas que retardaban las clases, las frases oníricas; quería eternizar las voces bífidas —construía mi mundo—. Ahora yo vivo atrasada, tal vez en ese jueves que lloraste primero, prolífico, contando mis canas y pensando cuándo curaré las lluvias y los fríos de los talones. Sé que me piensas escurridiza de los responsables surcos del mandil, de la carnicería que anhelaba en días veraniegos. Me reconforta ya verte en la primera meta llamándome con tu voz de saurio, cada vez más cambiante, sulfúrica. Es que vos naciste con la dulzura en el bigote, estuvo siempre oculta, y ahora la cortas apenas se asoma a tu ventana, sigilosa ella crece, crece y despabila tu complejo de monstruo egocéntrico. Llevas demasiadas horas impregnado en los cuadros de tu madre y las barbies obsoletas de tu hermana. ¿Hasta cuándo colonizarás los bares y los ensayos médicos? Mira que cumplir un año más a tu edad, a nuestra edad, nos va dejando marcas imborrables, caprichosas. Nos volvemos vicios, hamacas, refrigeradoras, piélagos. Y de repente, unos son padres, madres, soledades alquiladas, estantería de recuerdos, palabras.

Con esto, Feliz Día de tu nacimiento.
Ede.
19 de enero de 2009, 2:04am.

A Bernie: La cueva de B

B desempolva su dentadura, enjuaga los ojos y disipa sus falanges. B se mira en el espejo de ella y le coquetea con una gillette. Besa su impotencia. Abre el armario y se coloca un cuerpo al estilo Botero, amarra su miocardio junto a la corbata, se calza unos pies de jueves aunque sea martes, afeita sus pestañas y se inventa la miopía.
B es un San Francisco moderno que usa lenguaje coloquial, juega con los burgueses y le hace preguntas que no tienen respuestas. B sonríe desde las tumbas. B tiene migraña en los talones.
La mujer de helio visita su tempestad y se infla. Coagula las pupilas y ríe gotas. Ambos beben su dolor en copas saturnales. Se injertan silencios en las uñas.
B tiene a la bruja de la hambruna junto a su tálamo, ella muerde su esqueleto y colecciona las burbujas que B fragua en la bañera. Le importa poco que no sea ella el residuo de los besos. Le importa un carajo que la hornilla esté abierta y ella le tiente a encender un cigarro mientras soporta el peso de los suicidas en sus bronquios.
B no entiende la sonrisa chueca de la mujer de helio, ni la alcanza cuando viaja al caos. B acaricia las teclas de sus muelas, inventa orgías en el invierno de un pedazo de pentagrama. La oscura lo mira y se irrita, me escucha y me empuja a su puerta apolillada.
B siempre quiere exiliarse aunque haga prometer al helio que abrace el cordón umbilical con rabia y garras. Se llena los bolsillos con mafaldas, dice que las piedras pasaron de moda. Cocina, entrevista, canta, escribe, hace de todo, pero el grito de la encadenada es más fuerte que el ferrocarril de sus ansias.
La sonrisa gastada de B, firma autógrafos en las veredas.
Al terminar el sol, B se mofa, de los que lo piensan feliz, radiante. Antes de dormir escoge el cuerpo para el día siguiente. Es afortunado ha conseguido los mejores disfraces como para no repetir ni uno sólo en la semana.
B, ¿Por qué el imperio de tus raíces comulga gusanos? ¿Por qué me lanzas la verborragia de las flores y los insectos, si tú estás en primera fila lanzando veneno a tu tranvía?
B me lee, en este momento. Y me manda a la mierda mentalmente, paraliza su latido y me dice: no jodas que el vino está entero; debemos terminar lo que empezamos: aprender a morir bien cada noche, aprender a nacer mal cada día.
B, yo también soy la bruja del lunar viscoso. A qué no sabes donde conseguí los atavíos de mis huesos, a qué no sabes que también estaban con descuento.
Viernes, 08 de Agosto de 2008, 14:08:10

A Mario

A veces quisiera sacarte la costilla que me debes desde el génesis cuando abrí mi hocico de hembra herida y te acuchille en las sienes. Ser buena o no para las epístolas no va al caso mientras mastico la granola disuelta en yogurt para llenar el espacio que hay en mis intestinos, quisiera que también se llene el espacio que le he regalado a mi circulación; seguro los hematíes hacen orgías porque deben reproducirse a falta de tantos niños que he expulsado de mis muñecas de trapo.
Pensaba encontrarte en esta pantallita de colores tan huérfanos, pensaba hallarte en la cuchara que a fuerzas se lleva mi mano a la boca. Hasta abrazarte las islas que habitan en tus pasos, porque eres solo como el sol que viene cuando todos andan de bellos durmientes, o cuando la gorda se pone amasar el pan, que en dos horas estará descompuesto en nuestro estómago, con cafeína incluida.
Mira yo no sé esa desesperación de morderme las manos y buscar arañas de siete patas entre las arterias. O lo que hice hoy después de hipertrofiar las glándulas lagrimales en casa de mi abuela que pende en una silla donde sólo un miembro besa el suelo, o usa zapatos. Contar eso de siempre, de las nostalgias, de mi mamá, y llovía desde la nube-córnea hasta el suelo-mentón, a veces algunas gotas caían rebeldes entre mis pechos, deambulaban por mi ombligo y se morían, o las mataba con pañuelos. Luego salí del cuarto trasero del negocio de mis tías y salí al portal, fui directo a las farmacias a buscar fenobarbital, después me cansé de preguntar y no conseguir esa muerte en comprimidos, que opté por seguir llenando de nicotina el cáncer que me espera un día al virar la esquina de mi casa.
Y llegas, y ya no te extraño, y no me dejas ir a esconderme debajo de las sábanas, antes de matarme, pero ya me dio pereza, subí un estilete del market de abajo, fue graciosa la manera de esconderla en mi cuerpo en la mitad de mis senos para que sigan viendo la máscara mientras subía a la casa y pretendía estar hambrienta.
He dejado la mitad del vaso de granola y su disolvente lactoso, ando con los ovarios que mueven sus brazos y gritan, tan cansados están de ver morir a sus amigos adheridos al útero, a mi útero, y yo cansada de ser mujer. Ahora más bien me dio sueño, orgullo, ganas, rabia, y me voy a escribirte desde mi almohada, porque quiero llorar hoy, y dormirme mojada, pues el paraguas se canso de hacerse impermeable a los ojos del mundo.
Quisiera que la almohada entre mis piernas seas tú dormido cual niño, con el poco cabello que te queda, con la locura irrefrenable de morderme el corazón, aunque tema que se repita la historia de mamá y ser yo la del suelo y tú el de las patadas, golpes contra las grietas de las paredes y sus antiguos temblores de cobardía. He descubierto que tengo tanto miedo que me golpeen, y aún así no poder dejar a esa persona, porque mi corazón de vieja pierda la fuerza, los insultos, las huidas.
Hoy supe que mi mamá de tantos golpes y maltratos, una vez hasta se quiso matar, mi tía me dijo, mientras insistía en que no conocía a Dios, y mientras yo pensaba mucho más en las mil formas que hay para suicidarse y no amanecer. Pero hoy, hoy no, no prometo, sólo hoy quiero cobijarme con tus palabras, que son lo único cercano que siente mi piel y dilata mis poros. Me voy a la cama, te escribo de allá, mientras, lee, obsérvame aquí en las líneas, donde simplemente, jamás moriré.

Acá:

Dina

sábado, 17 de mayo de 2008, 0:36:21