A Bernie: La cueva de B

B desempolva su dentadura, enjuaga los ojos y disipa sus falanges. B se mira en el espejo de ella y le coquetea con una gillette. Besa su impotencia. Abre el armario y se coloca un cuerpo al estilo Botero, amarra su miocardio junto a la corbata, se calza unos pies de jueves aunque sea martes, afeita sus pestañas y se inventa la miopía.
B es un San Francisco moderno que usa lenguaje coloquial, juega con los burgueses y le hace preguntas que no tienen respuestas. B sonríe desde las tumbas. B tiene migraña en los talones.
La mujer de helio visita su tempestad y se infla. Coagula las pupilas y ríe gotas. Ambos beben su dolor en copas saturnales. Se injertan silencios en las uñas.
B tiene a la bruja de la hambruna junto a su tálamo, ella muerde su esqueleto y colecciona las burbujas que B fragua en la bañera. Le importa poco que no sea ella el residuo de los besos. Le importa un carajo que la hornilla esté abierta y ella le tiente a encender un cigarro mientras soporta el peso de los suicidas en sus bronquios.
B no entiende la sonrisa chueca de la mujer de helio, ni la alcanza cuando viaja al caos. B acaricia las teclas de sus muelas, inventa orgías en el invierno de un pedazo de pentagrama. La oscura lo mira y se irrita, me escucha y me empuja a su puerta apolillada.
B siempre quiere exiliarse aunque haga prometer al helio que abrace el cordón umbilical con rabia y garras. Se llena los bolsillos con mafaldas, dice que las piedras pasaron de moda. Cocina, entrevista, canta, escribe, hace de todo, pero el grito de la encadenada es más fuerte que el ferrocarril de sus ansias.
La sonrisa gastada de B, firma autógrafos en las veredas.
Al terminar el sol, B se mofa, de los que lo piensan feliz, radiante. Antes de dormir escoge el cuerpo para el día siguiente. Es afortunado ha conseguido los mejores disfraces como para no repetir ni uno sólo en la semana.
B, ¿Por qué el imperio de tus raíces comulga gusanos? ¿Por qué me lanzas la verborragia de las flores y los insectos, si tú estás en primera fila lanzando veneno a tu tranvía?
B me lee, en este momento. Y me manda a la mierda mentalmente, paraliza su latido y me dice: no jodas que el vino está entero; debemos terminar lo que empezamos: aprender a morir bien cada noche, aprender a nacer mal cada día.
B, yo también soy la bruja del lunar viscoso. A qué no sabes donde conseguí los atavíos de mis huesos, a qué no sabes que también estaban con descuento.
Viernes, 08 de Agosto de 2008, 14:08:10

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